martes, marzo 30, 2010

Desde el Desierto que [no] debemos [en modo alguno] explorar


Francis Bacon


Miramos en un abismo peligroso y amenazador que no debemos
-en modo alguno- intentar explorar
Alfred Kubin

*

TINNITUS

Ocultarse en la barca que cruza
lenta
exasperantemente
lenta
el desierto

nuestro iris se refleja en el agua
del oasis
apestando la madera
cercado

por la imagen ciega
( . . .
fata morgana)

Ocultarse en la barca que cruza
envuelta por las
crías de coyote;
jadeando en nuestros oídos

el nombre
de
este desierto

nos aíslan en la duna
que
escondes en el vientre

gigante
incendiaria
final

como la espina a la que rezas
para que antes
cuanto antes
la ciudad nos alcance

final
incendiaria
gigante

-al fin-

*

sábado, marzo 20, 2010

Hallar (la) palabra más allá de la inalcanzable boca del Acéfalo [Parte I]



¿Qué otra cosa quiere decir literatura útil sino tratar a los hombres como un objeto humano?
*
Sólo se escribe con autenticidad bajo una condición: que a uno le dé todo igual, se pase por el forro las consignas

¿Es util la literatura?
1944


El universo podría prescindir de mí
*
Un poeta no justifica por completo la naturaleza. La poesía está fuera de la ley.
*
La poesía que no llega a alcanzar la impotencia de la poesía es todavia el vacío de la poesía
*
El límite del poeta y el límite del loco son de la misma naturaleza en tanto que sólo atañen personalmente, pero no son límites de la vida humana
*
La poesía sólo es un rodeo: a través de ella escapo al mundo del discurso, es decir, al mundo natural (de los objetos); a través de ella entro en una especie de tumba donde, de la muerte del mundo lógico, nace una infinidad de posibilidades

La voluntad de lo imposible
1945


Las tragedias no acaban mal porque se trate de una convención literaria, sino porque esa impresionante tensión del alma humana choca demasiado con las cosas, va en contra de la manera en que el mundo está hecho.

Marcel Proust y la madre profanada
1946



Pero la poesía ya no es, en nuestros días, una expresión de mitos dados anteriores a ella, sino que ella misma es el mito (o la "ausencia del mito")

Conrad-Breton

1947


Ya se ha dicho: sólo conocemos plenamente a los muertos
*
Es difícil medir humanamente la impotencia de quien renuncia al lenguaje discursivo.
*
Una vez más, la propia vida, precaria, incomprensible, no puede definir la muerte (la muerte en este caso sería el lenguaje), cuya dificultad infinita recuerda la miseria -y el mutismo- de la creación.

El surrealismo
1948


Habríamos luchado en vano: y permaneceríamos condenados, teniendo siempre "en la punta de la lengua" la palabra, la última palabra, que nos revelaría el secreto. Es posible (a no ser que la propia condena sea la palabra: ¿y finalmente? cómo permaneceríamos sin ella despiertos: nos adormeceríamos si supiéramos).

La embriaguez de las tabernas y la religión
1948


La palabra silencio revela también el poder que tiene la lengua de negar afirmando -ya que una negación perfecta del lenguaje, un perfecto silencio, es contradictoria con el empleo de una palabra. Igualmente ausencia de palabra es una mentira, solo es una serie de palabras
*
Creo que todo hombre libre, no servil, está en el fondo atado por lo que dicen las frases. Cómo no odiar a esta sociedad, a sus poetas, si se toman a sí mismos y a mí por cosas

El surrealismo y Dios
1948


El sentimiento que domina una actitud inalcanzable es quizás de una especie de terror que el escritor tiene a las palabras (y aqui ya no se trata del terror que él mismo ha tratado de inspirar). Ello se debe a que las palabras dominan.
*
La literatura es el juego que habita las palabras, que las hace viscosas y tramposas. La literatura quiere decir que el hombre en sociedad, claro está, debe ser dirigido, pero él mismo no quiere dejarse confundir con una dirección que utiliza.

Jean Paulhan, la fiesta literaria y la política
1948


*Todos los textos pertenecen a Georges Bataille

lunes, marzo 08, 2010

Fragmentación [Carnicería Dramática Nº2]


Capuletti

(CASA DE RICK Y MINA. La habitación en la que se encuentran, tiene un aspecto descaradamente desconcertante. RICK está rodeado de lámparas. Frente a sí, tiene una televisión encendida, sobre la que apoya los pies desnudos. Girará constantemente el torso para poder pintar en el lienzo situado a uno de sus laterales. De vez en cuando, mira con rencor a MINA, deja de pintar, y comienza a cortarse las uñas de los pies. MINA, por el contrario, parece una profeta recién llegada del desierto. A sus pies, tiene una vela encendida. Intentará taparse insistentemente como puede/sabe con un abrigo que su marido le cede. Por momentos, parece querer acercarse a RICK. Lo hace. Se acerca para ver que pinta su marido. Las lámparas que rodean a RICK la ciegan. Él le ofrece unas extravagantes gafas de sol triples. MINA vuelve a su sitio, cae torpemente por el camino, visiblemente afectada por la luz de las lámparas. Se pone las gafas, adquiriendo el aspecto de una araña. Quemándose accidentalmente con la vela, palpa el suelo en busca del abrigo. Cuando finalmente lo encuentra, tapa con él su espalda).

RICK.— (Toda la conversación transcurre con una monotonía hostil). Este será el último cuadro que pinte.

MINA.— ¿Por qué?

RICK.— No finjas que te importa.

MINA.— Me gustan tus cuadros. (Silencio). Pero tú no.

RICK.— Mis cuadros son a mi cerebro, lo que mi entrepierna es al resto del cuerpo. Yo no te gusto porque estás enferma.

MINA.— ¿Dejarás que me muera? No me importaría ayudar a que la enfermedad cumpla como enfermedad. Y una vez muerta, me aparecería con mi recién adquirida apariencia fantasmal para bajarte los calzoncillos mientras duermes y...

RICK.— Lo que tú tienes no te va a matar. Nunca.

MINA.— No sigas hablando, por favor.

RICK.— ¿Recuerdas cuándo solía retratarte?

MINA.— No quiero (Baja la cabeza culpable. Parece un ridículo mimo de culpabilidad en un niño. No obstante, no varía el tono en ninguno de los dos).

RICK.— Eres la peor modelo que un pintor pueda tener. (Calla durante dos minutos. Mira la televisión. Vuelve a pintar). Eres la peor mujer que cualquiera pueda tener (Calla de nuevo). Sabes, quería ser como ese demente del relato de Poe, que sacrificaba a su amante, a la realidad, con tal de pintar el cuadro perfecto.

MINA.— No me gusta Poe, sádico asqueroso.

RICK.— Eso es porque tú no eres real. Cuando te pintaba, los dedos se me agarrotaban, el lienzo comenzaba a criar moho sin control alguno, y sentía el nacimiento de una úlcera más longeva que mi vida misma. (Acercándose a ella despacio, amenazante, pero sin levantar el tono). Tú, en un ocaso nuclear, tú serías una cucaracha. Solo por el placer de recorrer los cadáveres de nosotros, los corpóreos. Y habitarías en las cuencas vacías de mis ojos con tanta inocencia que me harías resucitar únicamente para poder vomitar de asco. (MINA empieza a imitar a una araña. La seriedad de su interpretación es tensa y casi lasciva. Se abraza con una lentitud desesperante [y desesperada] a la pierna de RICK, mordiendo y haciendo como si succionase).

MINA.— No, yo soy una araña, demente de Poe. Lo juro. Tengo más ojos de los necesarios, para permitirte ver tu miedo reflejado en ellos. No me puedes culpar de nada. Soy diminuta tan solo por consideración, para que no tengas que ver como despedazo repugnantemente insectos con mis colmillos. Me completa el insecto incapaz. ¿Lo ves? Mi diente ni siquiera alcanza tu hueso. Yo no soy una cucaracha. No.

RICK.— A mí, demente de Poe (La tira al suelo), me gustaría ver como despedazas insectos, como llegas al hueso. (La mira durante un minuto. Ella continúa su pantomima de la araña, andando a cuatro patas de un lado para otro con una lentitud exasperante). Voy a terminar el cuadro, no tengo tiempo para tus payasadas.

(La escena termina como empezó. Excepto por las gafas de MINA, y por el empeño con el que ahora juega con la vela).